Empecemos por agradecer todo lo bueno, por poco que sea o nos parezca, que hay en nuestras vidas.
No vale darnos cuenta de lo que teníamos cuando lo hemos perdido. Una sola cosa buena que agradezcamos se multiplicará en prosperidad y oportunidades cada día.
Hagamos una lista con todo aquello por lo que podríamos agradecer a diario.
¿Es muy escueta tu lista?
Empecemos por lo más sencillo y obvio: el aire que respiramos, más o menos contaminado, nos mantiene vivos,
maravillosos atardeceres,
amaneceres,
magníficas y mágicas lunas,
esa persona que nos dijo una palabra amable,
esa sonrisa que nos cambió el día,
ese beso profundo y eterno que se daban dos adolescentes y nos transportó,
esa pareja octogenaria que , tomados de la mano,
nos enternece y esperanza…
ahora sigue tú…